Aprended de todo...
espíiritu: Jorge
“Hola soy Jorge
Ya sé que no estoy entre vosotros, estoy ya en el lugar que a tantos da miedo ir, pero yo he aprendido que si tenéis la conciencia tranquila no debe existir ningún temor.
Es como un baño que debes tomar en una piscina, al final de un largo día caluroso, ten la seguridad que encontrarás agua, que no caerás en el vacío, y que esa agua te refrescará, te tonificaras, te hará sentir bien.
Sólo si rompes las reglas, tu baño final puede ser muy desagradable, o por qué elegiste tirarte a una piscina vacía como los suicidas o porque la piscina está llena de suciedad y excrementos como los que dejaste también en una vida sucia y llena de odio.
Me fui a los 21 años.
Muchos pensaréis que es una pena que estaba empezando en la flor de la vida y es cierto solo si miráis con ojos estrechos
Todos vamos allí con un propósito. Yo cumplí con el mío y cuando lo finalicé me permitieron de nuevo regresar a mi verdadero hogar."
Pregunta:
¿y cuál fue tu propósito en tu breve paso por la tierra?
“mis padres no apreciaban la vida. Sólo se preocupaban en ganar dinero, llevarme a buenos colegios …
Su vida era vacía, aunque ellos la creían llenar con cosas superfluas.
Pero estaba llena de superficialidad
Fue planificado que, en esta vida, que iban a vivir juntos de nuevo, (ya que habían coincidido en otras numerosas ocasiones) deberían aprender del dolor que, las cosas importantes, muchas veces las tienes ahí, pero no les das importancia, no las valoras, sólo cuando las pierdes te hacen reflexionar sobre lo que estabas haciendo con tu vida
Desgraciadamente los seres humanos somos así: sólo valoramos la belleza y la hermosura, la dicha y la felicidad cuando la perdemos, como una persona sana, que solo toma consciencia de lo que es la salud cuando la pierde.
Ellos tuvieron muchas oportunidades, en numerosas otras ocasiones, de aprender a mirar la vida como un regalo que debemos exprimir y disfrutar, apreciando lo mucho o poco que el Creador dispuso para nosotros, pero dejaron escapar siempre esas oportunidades por lo que su existencia ya fue planificada con la gran desgracia que les iba a marcar buena parte de su vida: la terrible y dolorosa muerte por cáncer de su único hijo, que era yo.
Para ellos yo siempre fui el hijo perfecto, estudioso, inteligente, guapo, me pagaron buenos colegios, clases en el extranjero, tenía una habitación preciosa… pero en realidad no me dieron verdadero cariño porque probablemente no lo sentían por nadie excepto por ellos mismos
La tragedia de mi enfermedad, con un cáncer que aparecía, desaparecía y volvía a aparecer para su mayor desesperación, y que estaba minando lentamente mi cuerpo, mi organismo, les hizo cambiar profundamente su forma de ver la vida que habían llevado hasta entonces.
Cuando me fui después de casi 4 años de lucha con la enfermedad ellos ya eran otros
No busquéis crueldad en nada de esto: todo fue planificado antes incluso de que ellos nacieran y yo me presenté voluntario para esa lección que deberían aprender
El dolor les hizo crecer, les convirtió en humanos, y de ninguna otra forma hubiese sido posible esa transformación
No penséis que las tragedias familiares son siempre un castigo de Dios, una prueba de la injusticia del universo, sino todo lo contrario, una oportunidad de cambiar de crecer de acercarse a la felicidad a través de la elevación moral que jamás hubiesen podido alcanzar sin esa dolorosa experiencia.
Una tragedia de ese tipo es como una sacudida eléctrica, te remueve profundamente tus entrañas y puede, y digo puede, sacarte de tu adormecimiento.
Si con estas terribles experiencias no aprendes nada, vendrán otras, aún más terribles, hasta que algo en ti diga basta y dejes ya atrás tus vidas vacías.
Esta es la ley, debes dar para recibir, si no das no recibirás nada y deberás una y otra vez recibir descargas que te saquen de tu estado adormecido y te muestren el verdadero camino, que no era el de las existencias vacías de amor y sentimientos.
En mi caso concreto mis padres cambiaron. Les espero, como hijo que fui suyo en mi última vida.
Ahora intento consolarles y después, cuando vuelvan aquí, me ocupare de ellos, de indicarles el camino...
Un abrazo. Aprended del dolor, aprended de la dicha, aprended de todo, y en su momento, no dudéis que os espera un agua pura y cristalina en la piscina, al final de vuestra vida .